Lo que antes se conocía popularmente como Botox, ahora se llaman neuromoduladores. Realmente, siempre lo han sido, pero este cambio nominativo responde a la prohibición española de usar nombres comerciales para productos sanitarios. No obstante, lo importante no es el nombre: es lo que conseguimos en el campo de la medicina estética gracias al uso de neuromoduladores, una sustancia que sigue evolucionando para ofrecer a los pacientes resultados mucho más rápidos, que incluso se asemejan a lo que entendemos como 'efecto flash'.
Breve recordatorio: qué son y para qué sirven los neuromoduladores
Científicamente, los neuromoduladores son sustancias capaces de modular la actividad del sistema nervioso, bloqueando la liberación de un neurotransmisor llamado acetilcolina, que es el encargado de transmitir las señales nerviosas a los músculos. ¿Qué se consigue finalmente? Lo que pretendemos cuando nos planteamos pincharlos: relajar los músculos para favorecer una reducción de las arrugas y las líneas de expresión.
Es realmente importante tener en cuenta que lo que antes se conocía como el Botox, no se puede pinchar en cualquier punto del cuerpo humano, ni tampoco sin control. Los pinchazos de neuromoduladores se llevan a cabo en áreas específicas del rostro, como el entrecejo, la frente o el contorno de los ojos. Y tampoco es un 'tratamiento milagro': sus efectos no suelen extenderse más allá de 6 meses.
Neuromoduladores más conocidos
En la actualidad, a pesar de los avances significativos que apuntaremos ahora mismo, los neuromoduladores más conocidos son la toxina botulínica tipo A, que se ha erigido como la auténtica referencia a la hora de proporcionar un tratamiento seguro y eficaz para mejorar el aspecto facial y prevenir el envejecimiento cutáneo, siempre que se realice por parte de un médico.
Este breve repaso lo culminamos con dos curiosidades que merece la pena conocer sobre los neuromoduladores:
- Es importante diferenciarlos del ácido hialurónico, otra sustancia muy usada en medicina estética, que actúa como relleno e hidratante de la piel, aportando volumen y elasticidad.
- Los neuromoduladores también tienen otras aplicaciones médicas, como el tratamiento de la migraña, el bruxismo o la hiperhidrosis.
¿Cuáles son los avances más destacados en neuromoduladores?
Como hemos apuntado, los de tipo A han sido los más utilizados hasta la fecha, algo que apunta a cambiar debido a la aparición de los neuromoduladores tipo E. No son realmente una novedad, ya que se usan hace unos cuantos años, pero sí que es cierto que su aplicación cada vez se generaliza más. Eso sí, hay que diferenciar muy bien entre los efectos del tipo A y el tipo E, que en este caso actúa mucho más rápido (de forma casi inmediata), pero esto repercute en el tiempo de eficacia del tratamiento: sus efectos no duran mucho más de 6 semanas. Es lo que conocemos como el efecto flash.
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